viernes, 16 de marzo de 2012

ARTISTA ESPIRITUAL BASTANTE TAOISTA

La caligrafía entró en mi vida cuando anhelaba encontrar una actividad plástica y creativa que diera salida a esa necesidad de expresar ME que siempre me ha acompañado.

A los 26 años hice un primer intento para virar mi camino y dedicarme al arte. Me encontré con una gran  limitación: mi arte no tenía forma, y además, mi falta de formación artística me hizo pensar que no podía ser artista. Afortunadamente, la necesidad me empujó a seguir buscando y me apunté a una escuela de dibujo, otra de pintura..miré escuelas de Diseño, y de Oficios. Incluso estudié la posibilidad de hacer Bellas Artes...pero por un motivo u otro, nada encajó.
Seguí en mi búsqueda hasta que la caligrafía me encontró. Tardé 3 sábados en poder empezar con mis clases, ya que tanto mi maestro Abiko Keizo, como su mujer Keiko-san, acababan de llegar a la ciudad condal y no hablaban español.

Entrar en aquel lugar me trasladó a Japón. La Belleza de los objetos y del lugar eran un regalo para mis sentidos; paredes de piedra, luces tenues, mobiliario sutil, papeles hechos a mano, pinceles, sellos, suzuris, cerámica, algunas prendas..., todo, a mi parecer, de un gusto exquisito.

En Cocon, que así se llamaba la galería donde pasaría, primero como alumna y después como amiga de la familia Abiko, los siguientes 10 años, descubrí la riqueza cultural de Japón: conocí el concepto Wabi-Sabi, el Budismo, el Sintoísmo, el Sutra del Corazón, la Ceremonia del Te, la Cocina Japonesa, el Origami, algo de Sánscrito y algo fundamental para mi : la Caligrafía Japonesa o Shodo.

Con la caligrafía aprendí a meditar y a ESTAR y se convirtió entonces, y es todavía  el medio a través del cual me puedo expresar artística y espiritualmente.

Desde que empecé a estudiar Shodo practico tres Kanjis que podrían muy bien resumir la esencia de mi trabajo:Mu: el no-ser, la nada. Ku: el vacío. Kokoro: el corazón/los sentimientos mas profundos.
Gracias a mi maestro Abiko Keizo, a la lectura de textos y charlas con amigos,  comprendí el significado de estos conceptos que podría englobar en una frase :dejar de ser uno mismo para “ser” y formar parte del todo. Esta visión que me aportó paz, distaba mucho de la  que entendí estudiando a Shakespeare durante la carrera, y que me acompañó durante algunos años dejando en mi melancolía y angustia. Para el dramaturgo británico, ser y no-ser eran sinónimo de tener o no identidad, una identidad, además, otorgada y arrebatada por el entorno y que crea un vacío difícil de sobrellevar.

El Shodo o camino de las letras se ha convertido en mi eje artístico y me ha permitido desarrollar otros ámbitos creativos como la escritura y la ilustración, de momento. El resultado de esta combinación son dos libros para niños que he publicado en los últimos años:  Flores de Oriente (2007- Colección: Els Flautats. Poesia; 39, ISBN   978-84-8415-903-2 ) y El Tao, un camino para crecer  (2009- ISBN 978-84-9883-068-2)  ambos de la editorial  Publicacions de l’Abadia de Montserrat.

Para acabar, diré, que soy una artista espiritual, una artista que practica una forma de arte religioso con el propósito de sacar la esencia de si.
En mi práctica, busco la habilidad para expresar mis sentimientos espirituales, busco la expresión de mi ser, de mi corazón, aunque a veces, el resultado diste de lo técnicamente correcto.

“Si el corazón está tranquilo, la caligrafía está bien”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario